Podrida de envidia se queda esa mala cara que todas las mañanas se pasea por delante de mis pasos, de los tuyos y de los nuestros. Bífida es su lengua y de mordersela por accidente moriría envenenada. Maldad y envidia, las dos virtudes de mi vecina la de arriba que muy a mi pesar me toca en la familia.
Poca vergüenza, mucha desfachatez al aparcar su coche ante mi ventana. Problemas legales ha tenido mi madre gracias a su bondad, esa bondad de dar ganancia a Timofónica para avisar que su vecina la de abajo había hecho una hogera (con permiso municipal incluido) para quemar las ramas de la poda de otoño. Con estas cosas es difícil ignorarla, así que la siguiente hoguera se hizo con premeditación y alevosía, un día de viento en el que toda la ropa estaba tendida en su tendal (valga la redundancia). Puestos a joder, nosotros también podemos.
Me toca mucho la moral que haya sido quien de amenazar a unos niños de 16 y 14 años con denunciar a sus padres (mis tíos) por malos tratos. ¡Ay! Quién estuviera en EEUU y pudiera pegarle un par de tiros por acercarse a mi parcela con ánimo de joder, alegaría sentirme intimidada y dispararía sin remisión. Pero estoy en España (mal que me pese) y aquí somos algo más civilizados (si, bueno, a veces) a la hora de elaborar las leyes y las penas.
Debería no preocuparme y no desperdiciar mi tiempo pensando en esa gente, pero quería hacerles un honor y demostrar a mis lectores y lectoras de dónde me viene la vocación de zoocióloga (sí, de las obejas negras de la familia, que por desgracia son unas cuantas)... No dejaré que este tipo de gente me quite el sueño, pero no puedo evitar que se lo quite a mi madre y a mi abuela... Diré tan sólo que se pudrirán de envidia ya que sacando estas obejitas descarriadas, el resto de la familia está muy unida, para lo bueno y para lo MALO.
1 comentario:
Es lo que tiene vivir en Zoociedad.
Okauso ha muerto para dejar paso a El Segundo Renacimiento, dedicado específicamente a paranoias lingüisticas y paranoias varias.
Publicar un comentario