Mi primera teoría no era descabellada y la idea no me suponía un trastorno de preocupaciones. Brazi me había comentado el día que nos conocimos que tenía familia Suiza y que, no recuerdo si me había dicho su madre o su padre, estaba mal de salud. Así que pensaba que su ausencia en el piso se debía a algún viaje precipitado que había tenido que hacer para visitar a su familiar enfermo. Esta teoría se veía respaldada por una conversación que tuve con Pedro el día que se había pasado por el piso para regularizar la situación de mi compañera invisible.
El casero me había comentado que durante mis vacaciones había recibido una llamada del extranjero de Brazi, indicándole que se encontraba en Suiza por un empeoramiento de la salud de su padre (o madre). De buenas a primeras ni Pedro ni yo dudamos de la veracidad de esta nueva información así que durante algunos días sostuvimos esta conjetura.
Con el paso de los días esta hipótesis fue perdiendo fuerza. Un día decidí investigar lo que había en la habitación, torpemente traté de hacer uso de las artimañas que había visto hacer en alguna película de policías y ladrones, para tratar de abrir la famosa puerta del fondo. Ese día tuve la ayuda de una profesional y consiguió abrir la puerta, la habitación se mostraba ahora ante nuestros ojos.
Aquello era un espectáculo dantesco, grosso modo os diré que había zapatos de tacón de aguja encima de la cama, ropa y papeles por el suelo, dos maletas abiertas de par en par con todo tipo de cosas medio saliendo. Parecía que había pasado un tornado por allí. El baño estaba sin utilizar, no había toallas ni ningún producto de higiene personal, por lo demás no me fijé en los pequeños detalles que se ocultaban ante la visión panorámico de aquel esperpento de alcoba. Días más tarde, con la casera, entraríamos a conocer los pormenores de alguna de las cosas que se ocultaban en aquel desastre.
Con este panorama la primera teoría que me había venido a la cabeza para explicar la ausencia de Brazi se borró por completo. Nuevas elucubraciones me abordaban para tratar de explicar aquel misterio que me tenía en ascuas.
El casero me había comentado que durante mis vacaciones había recibido una llamada del extranjero de Brazi, indicándole que se encontraba en Suiza por un empeoramiento de la salud de su padre (o madre). De buenas a primeras ni Pedro ni yo dudamos de la veracidad de esta nueva información así que durante algunos días sostuvimos esta conjetura.
Con el paso de los días esta hipótesis fue perdiendo fuerza. Un día decidí investigar lo que había en la habitación, torpemente traté de hacer uso de las artimañas que había visto hacer en alguna película de policías y ladrones, para tratar de abrir la famosa puerta del fondo. Ese día tuve la ayuda de una profesional y consiguió abrir la puerta, la habitación se mostraba ahora ante nuestros ojos.
Aquello era un espectáculo dantesco, grosso modo os diré que había zapatos de tacón de aguja encima de la cama, ropa y papeles por el suelo, dos maletas abiertas de par en par con todo tipo de cosas medio saliendo. Parecía que había pasado un tornado por allí. El baño estaba sin utilizar, no había toallas ni ningún producto de higiene personal, por lo demás no me fijé en los pequeños detalles que se ocultaban ante la visión panorámico de aquel esperpento de alcoba. Días más tarde, con la casera, entraríamos a conocer los pormenores de alguna de las cosas que se ocultaban en aquel desastre.
Con este panorama la primera teoría que me había venido a la cabeza para explicar la ausencia de Brazi se borró por completo. Nuevas elucubraciones me abordaban para tratar de explicar aquel misterio que me tenía en ascuas.
2 comentarios:
Quero capítulo catro xa que estou en ascuas capitulo tras capitulo XD
Joer, Lupi, cada vez haces los capítulos más cortos. ¡Eso no vale!
Publicar un comentario