El blog de la zoocióloga que quería ser escritora

ETERNAMENTE EN OBRAS - Este blogue naceu da necesidade de sacar fora o meu mundo interior, como ferramente que me axudou a aprender a expresar e transmitir sentimentos en sensacións. Escribir foi o que fixo de min unha persoa que conseguiu evolucionar ata o punto no que me atopo hoxe.

Neste blogue atoparás textos en galego e en castelán porque dependendo do día no que esscriba e dos sentimentos do momento a lingua que se pronuncia pode ser calquera das dúas.

20 marzo, 2010

Capítulo I. Shadow

Anoche, cuando volvía a casa del trabajo sentí como si algo o alguien me siguiera en la sombra. Acostumbraba a salir tarde de la oficina y tomaba el camino más rápido a través de unos callejones algo oscuros y estrechos. Cuando la niebla se paseaba entre las calles solía ir por las principales porque los callejones estrechos y oscuros por los que, casi cada noche volvía a mi apartamento, se volvían más angostos y claustrofóbicos.

Había salido tarde de la oficina, serían las once, o puede que quizá algo más tarde, la noche estaba despejada pero hacía bastante frío así que abroché los botones de mi abrigo, me puse una bufanda y me lancé a la calle. A penas pasaban coches, era pleno invierno y la gente solía recogerse temprano en aquel pueblo costero donde me habían destinado hacía ya dos años. Crucé la carretera principal con el semáforo en rojo porque en aquel momento el pueblo parecía fantasma, los edificios de esa calle eran básicamente de oficinas y las luces en su interior estaban casi todas apagadas. No pasaba ningún coche por la calzada, me paré delante del escaparate de una inmobiliaria a ojear algún anuncio de pisos en venta pero no había ninguno de mi interés, así que continué mi camino. Anduve una manzana por la calle principal y me metí por un callejón que solía utilizar como atajo, había poca luz y alguna de las pocas farolas que se encontraban a lo largo de mi travesía por esas callejuelas estaba fundida o a punto de hacerlo.

Me gustaba la sensación de sentirme única en la noche, respirar el aire frío que quemaba mis fosas nasales con cada inspiración y ver el vapor que salía de mi boca como si estuviese fumando un cigarrillo, era un recordatorio de mi época de fumadora. Avanzaba con paso firme por mi camino habitual cuando pude oír un ruido que no pude identificar así que me paré, giré la cabeza y busque algo sospechoso entre las sombras. El resplandor de unos ojos brilló a escasos metros de mí, no podía identificar aquel misterioso resplandor y por un momento me asusté, metí la mano en el bolso en busca del spray de pimienta que me habían regalado unos amigos tras ser atacada en un robo que resultó fallido años atrás. Volví sobre mis pasos y busqué entre las sombras el porqué de aquel resplandor, cuando me acerqué se oyó un ruido fuerte de algún objeto que se caía cuando el misterioso ser pretendía ocultarse entre cajas de madera y contenedores que se amotinaban en esa esquina del callejón. Al acercarme pude ver aquel animal misterioso, era un gato asustado, solté el spray que tenía agarrado con la mano derecha todavía en el bolso y la saqué para acercarla a aquel felino como muestra de afecto y compasión.

Ya me había relajado cuando identifiqué el origen de mi miedo momentáneo originado por la incertidumbre de no saber que se ocultaba tras las sombras y que ahora se había visto sustituido por compasión. Compasión por aquel animal abandonado y desnutrido, asustado por el sonido de mis pasos y de mi presencia aquella noche en el callejón. Al principio asustado y desconfiado me miró, se apartó un poco más de mí y por momentos se vio acorralado, entonces bufó y aparté mi mano. No pretendía intimidar a aquel felino majestuoso y elegante que suponía su condición de gato, pese a su aspecto harapiento y sucio seguía siendo un félido. Recordé entonces que tenía un sándwich mixto que no me había tomado a media tarde, lo saqué de su envoltorio y el relleno se lo ofrecí en pequeños trocitos a la humilde criatura gatuna. Al principio la desconfianza le mantuvo alejado de mi mano, por lo menos había dejado de bufar, sólo era cuestión de tiempo que el hambre pudiese con la desconfianza. Avanzó lento pero seguro, primero un paso y luego otro hasta que su hocico se acercó al jamón que tan amablemente sostenía en mi mano, lo lamió y en cuanto saboreó la comida se acercó más. Cuando devoró el trozo que tenía en mi mano maulló pidiendo más, así que hice lo oportuno y le di todo el relleno del sándwich.

Cuando terminó de comerse mi merienda acaricié al gato que se dejaba tocar en señal de agradecimiento, lo cogí en brazos y me lo llevé a casa. Continué caminando por el callejón y a la altura de una farola que se apagaba por momentos volví a sentir de nuevo la sensación de estar siendo observada, giré la cabeza para comprobar que no había nadie y el gato maulló, sentí unos pasos que se alejaban corriendo en la oscuridad, miré al felino y decidí ponerle un nombre. “Te llamaré Shadow” le dije y continué andando con mi nuevo amigo en brazos.

Llegué cansada a casa, busqué algo más que darle a comer a Shadow y le puse agua. Tenía sobras de pollo así que se las di, ahora ya nunca más me sentiría sola en mi apartamento porque tenía compañero de piso. Busqué una toalla pequeña que puse de colchón en una caja de cartón de unas botas que había comprado semanas antes. Quería ofrecerle un lecho cómodo a mi nuevo compañero de piso. El gato obvió su nueva cama y se subió al sillón individual en el que solía sentarme a ver la tele, se acurrucó encima de un jersey mío, supongo porque querría sentirse cómodo con un olor conocido. Un olor que había conocido en mis brazos de camino a casa hace escasos minutos. Se durmió allí mismo.

Yo me metí en la ducha y me puse el pijama, me asomé a la ventana y miré hacia la calle. Entre los árboles del parque que tenía en frente pude ver una silueta negra mirando hacia mi ventana que cuando se percató de que estaba viendo en su dirección desapareció en la noche. Era obvio, no sólo había sido una sensación, ya tenía claro que alguien me estaba siguiendo. Me aseguré de que la puerta estaba cerrada, eché el cerrojo y me fui a dormir tras un día largo y con mucho trabajo, pensé que Shadow estaría contento de tener un nuevo hogar y me olvidé de la preocupación que me había generado el verme perseguida y observada.

3 comentarios:

Akasha dijo...

M gusta, m gusta , me gusta, me gustaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa.
Eu kero unha dedicatoria no primeiro libro k publikes!!!

Ani dijo...

Holaaa:
Pues que decirte que tu no sepas, que me gusta muxooo, jejeje tienes una narrativa que es facil de leer, que te hace que no puedas parar... esperamos el proximo capitulo!!! xD

LuPi LuKe dijo...

Gracias chicas, estoy con el segundo así que de esta semana no pasará sin que tengáis noticias de esta historia!