El blog de la zoocióloga que quería ser escritora

ETERNAMENTE EN OBRAS - Este blogue naceu da necesidade de sacar fora o meu mundo interior, como ferramente que me axudou a aprender a expresar e transmitir sentimentos en sensacións. Escribir foi o que fixo de min unha persoa que conseguiu evolucionar ata o punto no que me atopo hoxe.

Neste blogue atoparás textos en galego e en castelán porque dependendo do día no que esscriba e dos sentimentos do momento a lingua que se pronuncia pode ser calquera das dúas.

22 marzo, 2010

Capítulo II. La mañana siguiente

Me desperté sobresaltada cuando sonó un ruido de algo que se caía al suelo, me incorporé enseguida, encendí la luz de la lamparilla y escuche mi respiración. El ruido me había vuelto a sobresaltar el corazón por segunda vez en aquella noche, había sonado como un vaso o algo de cristal que se rompía contra el suelo. Me puse las zapatillas y me levanté, caminé despacio sin hacer ruido comencé a andar hacia la cocina, el lugar donde creía que había sonado el ruido.

Mi habitación daba a un pequeño pasillo que comunicaba las diferentes estancias de la casa con el salón, pasé por delante de la puerta de mi estudio y miré hacia adentro, no había nada raro allí. Al fondo del pasillo estaba el aseo que tenía la puerta cerrada, sabía que el ruido no provenía de aquel lugar así que entré en el salón sin más preámbulos de forma sigilosa y pude ver que Shadow no estaba en el lugar que había elegido por cama. El salón se comunicaba con una pequeña cocina a través de barra que hacía las veces de mesa entre ambas estancias. Se accedía a la cocina por una puerta de vaivén situada a la derecha de esta barra. Me acerqué y miré a través de la ventana de la puerta hacia adentro de la cocina, había algo roto en el suelo, probablemente un vaso. Ni siquiera había tenido que encender la luz para confirmar que me pareció al asomarme. Era el que había dejado en la encimera al lado de la única planta que tenía en la cocina antes de irme a dormir. Al entrar pude ver a Shadow algo asustado escondido debajo de un taburete, al acercarme a él corrió hacia mí, se frotó contra mis piernas y luego maulló mirándome como pidiendo perdón por aquel desastre. Miré hacia la planta y pude ver que el gato había estado hurgando en la tierra de la pequeña maceta. ¿Cómo no había caído en la cuenta antes? Los gatos necesitan un lugar con arena o tierra a modo de baño y con el cansancio con el que había llegado a casa ni siquiera me había parado a pensar en eso.

Miré el reloj que se encontraba en la pared de la cocina y marcaba las tres y diez, era demasiado tarde para buscarle una solución definitiva a las necesidades fisiológicas de mi recién estrenado compañero de piso, así que improvisé una solución provisional. Cogí la caja de cartón que había seleccionado en un principio como cama para Shadow y le saqué la toalla, me fui al balcón y sustraje un poco de tierra de un pequeño arbusto que tenía en una gran maceta. Volví a la cocina con la escoba y el recogedor para limpiar los cristales del suelo, estaba claro que Shadow había tropezado con el vaso al querer utilizar la pequeña planta como baño. Dejé a Shadow con su nuevo baño provisional en la cocina y comprobé que todavía tenía algo de comida y agua así que volví a la habitación, me metí en cama y volví a dormirme. Pensé en lo curioso del día, había conocido a Shadow horas antes y ya me había dado dos sustos de muerte, cerré los ojos y me adentré en el mundo de los sueños.

Sonó el despertador, eran las siete en punto de la mañana, me estiré en cama bostezando, volví a bostezar y me estiré de nuevo, luego un par de veces más y me levanté de cama. Fui a la cocina y puse a hacer café, Shadow estaba pululando por casa intentando descubrir los secretos de su nuevo hogar. Lo miré mientras preparaba la cafetera para hacer el desayuno y le sonreí, él me miró desde el salón por encima de la barra que separaba ambas estancias. Mientras el café se estaba haciendo me metí en la ducha y mi compañero peludo me siguió por el pasillo hasta mi dormitorio, olisqueó todos los rincones de la casa y mientras yo espabilaba bajo el agua de la ducha, él se dedicó a seguir investigando el lugar. Cuando salí ya vestida de la habitación me encontré a Shadow quieto frente a la puerta del aseo al final del pasillo y de vez en cuando acercaba su hocico para oler lo que para él era un misterio. Le abrí la puerta para que siguiera conociendo su nuevo hogar y el entró sigiloso a conocer baño pequeño de mi casa que ahora también era la suya.

Me tomé un café bien cargado y sin azúcar, quería empezar la mañana con energía y mientras bebía el café escuché un ruido en la puerta principal y luego unos pasos escaleras abajo, me asomé al salón y pude ver un sobre blanco en el suelo, que alguien había colado allí, específicamente para mí. Por un momento me volví a sentir incómoda, recordaba la sensación de anoche cuando me sentía observada y perseguida por el callejón. Durante un instante no supe reaccionar, no sabía si acercarme sin más dilación y ver qué contenía el misterioso sobre o hacerme un poco el avión durante unos minutos y fingir que no había visto nada para evitar sentirme incómoda por tener la sensación que acechaban en mi propia casa. Mientras dudaba qué hacer sonó el teléfono, cogí el terminal inalámbrico y contesté al segundo tono de llamada:

- ¿Hola? – dije tímidamente.

- ¡Hola! – contestaron animadamente al otro lado - Trabajaste hasta tarde y no me llamaste al final ¿eh? ¿O quizás tuviste una cita, gamberra? Quiero pensar que has quedado con ese amigo tuyo, ¿Ramón? ¿Ricardo?... No recuerdo su nombre, ¡qué memoria la mía!

Era mi amiga y compañera de trabajo Julia, había olvidado por completo que había quedado en llamarla el día anterior al salir de la oficina para ir a tomar una cerveza y ponernos al día con nuestras cosas. Tardé un par de segundos en reaccionar:

- Perdona, se me fue el santo al cielo… salí tarde, ya sabes como es esto… y bueno, mientras volvía a casa me pasó algo extraño… fue… fue… no sé cómo describirlo, creo que deberíamos quedar y te lo cuento con más calma, ¿has desayunado ya?

- No, podemos ir a la cafetería que está al lado de la oficina ¿qué te parece? En media hora estoy allí. – No me dio tiempo a despedirme, ya había colgado ahora no tenía excusa tenía que ponerme en camino cuanto antes para llegar en el tiempo que me había dado mi amiga.

Terminé de vestirme, me calcé, cogí el bolso y el abrigo y me dispuse a salir, cuando me acerqué a la puerta vi de nuevo el sobre en el suelo. Se me había olvidado por un momento que tenía un misterioso sobre esperando por mí en la puerta. Shadow se había acercado y lo estaba olisqueando, le daba tímidamente con la pata porque tenía curiosidad él también. Me quedé unos segundos viendo al felino tocarlo con suavidad, me hacía gracia y eso le quitó relevancia a la incomodidad que había sentido al ver el sobre misterioso.

Miré el reloj, habían pasado quince minutos desde la llamada de Julia, pensé en que al gato le hacían falta unas cuantas cosas para el desarrollo de su vida diaria: una cama, comida, arena absorbente para gatos, un rascador de uñas y unos cuencos para la comida y agua y quizás algo más. Por ahora tenía una solución provisional para la cama y baño de mi compañero, le llevé la caja con tierra para el aseo y le enseñé dónde se lo dejaba para que pudiera volver a utilizarlo si fuera necesario, rellené con el pollo que quedaba todavía en la nevera el plato en que le había puesto la cena la noche antes, cambié su agua y me dispuse a salir.

Recogí el sobre del suelo antes de salir por la puerta y eché un ojo a su contenido, era una pequeña llave azul y una nota casi ilegible, tenía una especie de dibujo o figura dibujada al final de lo que se suponía que eran un mensaje. La metí en el bolso y salí a la calle dejando a mi compañero peludo por primera vez solo en el piso con la esperanza de que no rompiese nada más del domicilio.

No hay comentarios: