El blog de la zoocióloga que quería ser escritora

ETERNAMENTE EN OBRAS - Este blogue naceu da necesidade de sacar fora o meu mundo interior, como ferramente que me axudou a aprender a expresar e transmitir sentimentos en sensacións. Escribir foi o que fixo de min unha persoa que conseguiu evolucionar ata o punto no que me atopo hoxe.

Neste blogue atoparás textos en galego e en castelán porque dependendo do día no que esscriba e dos sentimentos do momento a lingua que se pronuncia pode ser calquera das dúas.

20 agosto, 2008

Un día, hace muchos, muchos años (o no tantos)...

Entonces escribía de esta manera que hoy he vuelto a releer:

¿Qué es lo correcto?
Las personas nacemos, crecemos, algunas se reproducen y nos morimos. Pocas son las que razonan sobre el sentido de la vida. Simplemente nos limitamos a vivir algo que es efímero, algo que no sabemos cuando vamos a terminar. Ya lo dijo un gran sabio en su día "el hombre es el único animal que bebe sin tener sed, come sin tener hambre y habla sin tener nada que decir".
A veces me planteo el porqué de las diferencias entre nosotros y la respuesta más rápida que se me ocurre es que el mundo sería muy aburrido si todos fuésemos iguales. Lo que nos hace diferentes determina nuestra personalidad, es parte de ella y no podemos, ni debemos renegar de ello.
Cuando nacemos nos educan en una sociedad influenciada por códigos éticos, morales y religiosos. Todo lo que vaya en contra de estos códigos es digno de ser tachado de "anormal" o incluso cosas peores. Yo no me considero anormal por ser como soy, me siento orgullosa de ser así. Desgraciadamente no siempre fue así. Hubo un tiempo en que no podía aceptar lo que iba contra las normas que me habían enseñado, no lo podía entender. Lo que hice fue esconderme tras una cortina de "normalidad" fingir ser como la mayoría, dejarme llevar por la corriente. Lo único que conseguí así fue ahogarme en mi propia existencia, reprimir el "yo" que realmente era. Decidí no aceptarme, ni siquiera pensé en la posibilidad de que las normas que me habían enseñado podían estar equivocadas. Decidí cerrar los ojos y no ver más allá de mi nariz.
Cierto día empecé a sentirme angustiada, triste, nada de lo que tenía merecía la pena: ni novio, ni amigos, ni yo misma. No sabía a qué era debido este sentimiento tan espantoso, jamás me planté la posibilidad de que ese sentimiento que había enterrado en lo más hondo de mí, eso que se salía de las normas, pudiera ser el causante de mi angustia. Me gusta darle vueltas a las cosas y pensé, pensé… por mucho que pensaba no era capaz de hallar la respuesta a mi preocupación. En un determinado momento de mi vida me di cuenta de que una persona se había instalado en mi mente sin mi permiso. Esa persona era de mi mismo sexo y por más que lo intentara no era capaz de sacarla de mi mente. Vueltas a lo mismo, el sentimiento de angustia aumentaba cada día que pasaba con ella.
Con el paso los días me di cuenta de que las normas que me habían inculcado estaban equivocadas, por lo menos en mi caso. La idea de pareja chico-chica se me vino abajo y pensé en otras combinaciones de parejas. Entonces, sólo entonces, me empecé a sentir algo mejor. Entonces supe que lo que yo sentía hacia ciertas personas de mi mismo sexo no era algo "anormal", si poco común (por lo menos para mí entonces) por el escaso número de personas homosexuales que conocía y que antes tachaba de enfermos. Cuando pude aceptarme tal y como soy pude valorar todo lo que tenía. Sentí que me quería y sentí que quería vivir aventuras, lanzarme a este nuevo mundo que yo empezaba a conocer poco a poco.

2 comentarios:

Rak dijo...

Esto me suena de haberlo leído antes... (¿Lo he leído antes?) Ya me dirás.
Besos

DIARIO DE UNA YOGUI dijo...

Ha sido como redescubrirte? reencontrarte? volver a ver tu escencia! eso es ...por lo menos desde mi punto de vista.