Hoy me levanté de un salto de la cama, me duché me vestí, peiné, puse las lentillas y arranqué para el instituto. Hoy no era un día lectivo normal, nos esperaba una visita al teatro. Volví a viajar en el tiempo, cuando al llegar a Santiago caminamos rumbo al salón teatro me sentí como un niño de primaria que va de excursión con sus profesores, después mi sensación cambió.
La zona vieja de Santiago trajo a mi mente muchos buenos recuerdos, me dieron ganas de quedarme allí y no volver a mi pueblo. Hacía frío cuando llegamos, luego me tomé un café con Chú, la verdad no tuvimos mucho tiempo para hablar tan solo unos veinte minutos, después había que acudir a la obra. Llevamos algo de retraso y al salir no tuvimos tiempo de nada, sólo de pasear de camino al autobus. Hice una visita fugaz, pero de lo más fugaz que puede haber, a unos amigos y vi a Chu por un instante, un beso y una despedida. No hubo tiempo a más.
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