El blog de la zoocióloga que quería ser escritora

ETERNAMENTE EN OBRAS - Este blogue naceu da necesidade de sacar fora o meu mundo interior, como ferramente que me axudou a aprender a expresar e transmitir sentimentos en sensacións. Escribir foi o que fixo de min unha persoa que conseguiu evolucionar ata o punto no que me atopo hoxe.

Neste blogue atoparás textos en galego e en castelán porque dependendo do día no que esscriba e dos sentimentos do momento a lingua que se pronuncia pode ser calquera das dúas.

08 agosto, 2011

Los fantasmas del cementerio

Dicen que en los cementerios hay fantasmas y yo estoy de acuerdo. No de esos que van con sábanas y arrastran cadenas con bolas de hierro, sino de esos que te dan un vuelco al corazón en medio segundo. Así que yo quise enfrentarme a los míos hace unos días.
Volver de nuevo al cementerio fue duro pero sentí la necesidade de enfrentarme a aquella idea que llevaba tantos días rondándome la cabeza. Así que una tarde cualquiera de verano, mientras estaba de vacaciones en mi villa natal, reuní la fuerza necesaria y me encaminé hacia mi propósito, enfrentarme a un fantasma reciente, aceptar el hecho de que jamás volvería a ver a Cloe visitando su tumba.
Cuando entré al cementerio por la puerta grande me encontré en el pasillo central a sus padres y hermano, y la imagen me hizo despertar unas ganas casi irrefrenables de darme la vuelta y huír. Sus padres volvían de visitar la tumba de su hija, andaban como almas en pena con los ojos vidriosos y los rostros desencajados por haber vuelto un día más a aquel lugar donde yacía el cuerpo de su hija. Una misteriosa fuerza se apoderó de mí y me permitió seguir adelante sin hacer caso a aquel impulso que me había asaltado de marcharme sin mirar atrás. Así que me acerqué a sus padres y abracé a mi tía, una mujer destrozada por el dolor, hablamos un rato y yo seguí mi camino mientras ellos abandonaban el recinto del camposanto.
Crucé el cementerio por el pasillo central custodiado por las lápidas de las tumbas que se encontraban en los cuadrantes de la entrada, a lo lejos divisé el lugar donde se encontraba la de mi abuela y no pude evitar pensar en ella. De frente, en el centro del camposanto, se encontraba la pequeña capilla con las puertas abiertas, en su interior vi algunas flores y sin prestar más atención bordeé el edificio por la izquierda. Llegué a la zona de los nichos, enormes paredes cuadriculadas de tumbas alineadas arriba y abajo, con sus lápidas de mármol y sus inscripciones. Giré a la izquierda y justo al fondo encontré el lugar donde se hayaba la tumba, una losa de mármol separaba el féretro con su cuerpo del mundo de los vivos y nada más llegar mis lágrimas asomaron a mis ojos, primero de forma tímida y luego perdiendo la vergüenza.
No quería llorar pero no podía evitarlo. Lloraba como una niña desconsolada, sola ante el nicho que contenía el cuerpo de mi amiga y prima Cloe. Entonces comencé a sentir de manera real aquella afirmación que se paseara durante días por mi cabeza: "jamás volverás a verla". Y se me antojó más duro con cada segundo que permanecí allí. Hasta entonces mi cabeza me había mantenido engañada, tenía la sensación de que no había pasado nada y el hecho de no ver a Cloe era una simple casualidad, un capricho del destino... como había ocurrido en el pasado que podían pasar semanas sin vernos las caras. Pero aquel escudo irreal que se había creado mi mente para protejerme se rompía a pedazos.
Y allí estaba yo, aterrizando en el mundo y llorando la pérdida de una amiga, cercionándome de que aquel entierro al que había acudido hacía tan solo dos semanas no había sido un mal sueño. Y me dolía intensamente, y lloraba, y con cada lágrima me sentía un poco más libre. No podía pensar más que en recuerdos con Cloe, en anécdotas y momentos de todo tipo. Entonces comprendí que no es que no fuera a verla nunca más, pues podía recurrir a mis recuerdos y fotos, sino que jamás podría abrazarla, escucharla y hacerla reír como muchas veces había hecho. Lloré hasta que se secó el depósito de lágrimas del momento, me recompuse, me sequé los ojos y visité la tumba de mi abuela. Luego me fui pensando en ellas, en Lola y en Cloe.

No hay comentarios: