El blog de la zoocióloga que quería ser escritora

ETERNAMENTE EN OBRAS - Este blogue naceu da necesidade de sacar fora o meu mundo interior, como ferramente que me axudou a aprender a expresar e transmitir sentimentos en sensacións. Escribir foi o que fixo de min unha persoa que conseguiu evolucionar ata o punto no que me atopo hoxe.

Neste blogue atoparás textos en galego e en castelán porque dependendo do día no que esscriba e dos sentimentos do momento a lingua que se pronuncia pode ser calquera das dúas.

10 marzo, 2011

Carnaval

Es tiempo de máscaras y disfraces, estamos en carnaval y mucha gente se viste para hacerse pasar por un día de algo que no es. Hombres que se travisten de mujeres, mujeres que lo hacen de hombres, niños que pasan a ser vampiros, dragones, vaqueros, indios, piratas... Toda aquella persona que quiera hacerse pasar por algo que no es puede vestirse y transformarse sin que nadie le mire demasiado mal.
Supongo que si un psicólogo analizase la frecuencia con que cada persona se disfraza de determinada cosa en diferentes años obtendría algún tipo de conclusión inquietante. Mi disfraz más recurrente en estos tiempos de carnaval es de vaquera, un pantalón vaquero, una camisa de cuadros, un pañuelo al cuello, un gorro y unas pistolas. He repetido ese disfraz unas cuantas veces en años diferentes, y este año también. En los últimos años me he disfrazado en diversas ocasiones de vaquero (de ahí lo de Lupi Luke), de mafioso y de policía. Tienen un denominador común y es que todos estos personajes tienen pistolas, seguro que eso se traduce de algún tipo de tara que tenga en la cabeza, una obsesión con la autoridad y las armas de fuego o algo así... no sé.
Bueno, que me estoy liando... estamos en esa época del año en que todo el mundo recurre a máscaras y disfraces para transformarse en aquello que no es. Pero... ¿no ocurre eso todo los días del año? Todo el mundo finge ser algo que no es en algún momento de la vida, todos interpretamos papeles en función de los roles que nos han asignado y que a lo mejor no se ajustan a lo que realmente somos y es por eso que todo el mundo se disfraza durante todo el año. Hay casos exagerados pero cada cual hace lo que puede para intentar ser feliz. Así que me quedo con esa frase que dice que "la vida es un carnaval".
Y yo cada vez que escribo dejo mis máscaras a un lado para darme a conocer tal y como soy por dentro, porque mi blog ha sido creado con el fin de dejar por escrito las cosas que pienso a modo de desahogo. Como dice Celia Cruz en una de sus canciones:

(...)
"Oh, oh, oh, Ay, no hay que llorar,
que la vida es un carnaval
y las penas se van cantando.
Para aquellos que se quejan tanto.
Para aquellos que solo critican.
Para aquellos que usan las armas.
Para aquellos que nos contaminan.
Para aquellos que hacen la guerra.
Para aquellos que viven pecando.
Para aquellos nos maltratan.
Para aquellos que nos contagian."

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Eso de que todo el mundo finge ser quién no es, ¿no es una manera muy fuerte de resumirlo? Creo que muchas veces es necesario fingir, hay que adaptarse a las circunstancias para poder sobrevivir, y en esa adaptación cada persona experimenta todas las caras que tiene y va modelando su forma de ser... es simple evolución. Otra cosa es ser quien no eres consciente de que tu vida es puro teatro... ahí es cuando hay un problema, pero si no es así, benditas máscaras y disfraces!!!

AnónImA.

LuPi LuKe dijo...

Es simple y demasiado precipitada la frase "todo el mundo finge quien no es", cierto querida AnónImA.
Lo digo en el sentido de que interpretamos papeles en el teatro de la vida, hay quien se queda ahí y quien busca la esencia de quien es para poder mostrarse en escena de forma transparente, sin máscaras ni disfraces. Al final de la función habrá valido la pena vivir el carnaval de la vida.

Taiara dijo...

He pensado en la frase que tienes entrecomillada y me vino a la cabeza el sábado pasado al ser testigo de cómo una persona puede llegar a cambiar tanto en tan poco tiempo que hasta cuesta reconocerla tan sólo cambiándole el escenario.

La gente finge y las caretas existen y no siempre tienen que ser distintas de nuestra propia cara, sino de nuestra manera de comportarnos, y ahí, querida zoocióloga es cuando interpretamos un papel, querámoslo o no, muchas veces no pasamos de ser simples actores.