
Desde mi ventana veo como el cielo llora en forma de lluvia lo que no he sido capaz de llorar yo en mis malos momentos. De mirada gris y triste las nubes nos observan desde las alturas judgando nuestras acciones, las buenas y las malas.
Cuando un amigo se va, algo se muere en el alma... dicen. ¿Cuántos amigos habrá perdido el cielo, las nubes y el sol para tener esa estampa tan triste? Después de dos semanas sin prestar un ápice de rayos, parece que hoy Lorenzo se ha puesto generoso (no demasiado) y se deja ver entre nubarrón y nubarrón, deleitándonos con esa claridad que le caracteriza.
Mientras escribo estas líneas se oculta tras los algodones del cielo, es un ser tímido y perezoso, indeciso y mientras lo pongo a caldo lanza unos rayitos por mi ventana, ¡decídete hombre! Hay que olvidarse de las timideces y lanzarse, Lorenzo, toma nota (y quien quiera anotar que lo haga). ¡Qué mal me ha sentado el cambio de hora!
Y es que desde mi ventana observo fenómenos de la naturaleza como: la subida y bajada de la marea, la lluvia, a Lorenzo con sus indecisiones, las plantas que mi madre ha puesto en la terraza (esto no de la naturaleza, sino de mi madre),... Me gusta mi ventana (pero no las cortinas tan horteras que le ha puesto mi madre), me gusta ver caer la lluvia porque me recuerdan a mi alma cuando está triste.
1 comentario:
El clima observa, como tú, y a veces aparece con más fuerza para volver a disfrazarse con una calma que invita a la tensión por si reclama de nuevo su protagonismo con demasiada fuerza mientras te debates entre lágrimas o evasión.
Para los que se van el recuerdo y para los perdidos, el cariño o la indiferencia, a tu elección.
A algunos mantennos cerca! Y si no, nos pegaremos con fuerza!! ;)
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