El lunes Ray acudió a la clínica a que le sacaran los puntos de la operación. Costó un poco que se estuviera quieto para poder sacarselos bien, sobre todo el último que lo tenía en un sitio de difícil acceso. También le comprobaron sus partes nobles pues el día de la operación, no sé si lo comenté, le arrebataron su virilidad para evitar futuras posibles lesiones en guerras gatunas.
¿A quién le gusta que le toquen los huevos, o lo que queda de ellos? No le hizo mucha gracia a nuestro gatuno amigo. Ahora tiene que ir a revisión cada 15 o 20 días para revisar que no se le muevan las fijaciones y en unas semanitas se le hará una placa para ver cómo suelda el hueso. Aún está con su rehabilitación diaria de paseos por casa, subidas al sillón o a la cama y por supuesto persiguiendo a su madre de un habitáculo a otro de la casa.
Mientras estas cosas pasaban descubrimos que su hermano Patus tiene vocación de fontanero. El váter pierde un poco de agua y él cotillea a ver qué es ese ruidito que se oye cuando cae el agua. Como buen gato, la curiosidad lo mueve a todas partes, pero cuidadito, la curiosidad ahogó al gato.

2 comentarios:
a quién habrá salido este... jaja
bueno aprovecha que la hora de fontanero esta muy cara eh! Jo pobre con lo de la castracion! yo tendre que llevar a chocolata antes de su segundo celo, la verdad no me hace gracia hacerla criar!
Saludos-
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