Velas encendidas en la oscuridad de la noche. Cada lápida con una o varias velas y todo para recordar a un ser querido. Sobre la tumba de mi abuela tres velas iluminaban la eterna oscuridad en la que se enterró hace tan solo unos meses. Yo sigo la sensación diaria de haberla visto recientemente, un recuerdo muy presente con el que he aprendido a vivir.
Cuando veo su foto recuerdo perfectamente sus gestos, sus palabras y sus guiños. Aún ayer se comentaba cómo iban a ser estas navidades. A pesar de la llegada de un nuevo miembro a la familia se presentan tristes, pues la fuerza que mantenía la ilusión año tras año ha desaparecido. Ahora solo nos queda su recuerdo siempre presente que cada uno de nosotros llevamos en mente día sí, día también. No me gusta la navidad y la de este año creo que va a gustar menos, ya os contaré. Me he ido por la ramas cuando lo único que quería era recordar un poquito más a mi abuela. ¡Que Dios (si existe) la tenga en su gloria!j
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