La noche acalla el llanto de un corazón y un atisbo de esperanza ilumina la mirada para dar paso al mundo de los sueños, donde todo, todo, se hace realidad. Cualquier cosa que tu mente pueda imaginar tiene cabida, la felicidad reina por doquier. A veces, como la vida misma, un ápice de oscuridad intenta hacerse paso entre las criaturas y tratar de eclipsar este mundo fantástico. Como en cualquier película de Disney, al final ganan los buenos. Cuando por razones laborales hay que abandonar este mundo la cruda realidaz te azota en la cara y abres los ojos, vas al lavabo y te despejas con una ducha. Al salir te das cuenta de que el mundo real no está mal del todo, no todo es color de rosa, pero al fin y al cabo ese color ha pasado de moda. Recuerdas el sueño con una sonrisa de idiota y tratas de convencerte de que la mediocridad de este mundo no está del todo mal porque siempre buscas motivos para tratar de hacerlo especial.
No hay comentarios:
Publicar un comentario