El infierno, al fin y al cabo, no es un sitio tan horroroso. Si lo pienso bien me gusta la idea de ir al infierno en la otra vida, después de todo en invierno no hace tanto frío. Las barbacoas están a la orden del día, pues las brasas ya vienen echas y a mí me encanta el churrasco, los pinchitos morunos, el pollo a la brasa, el conejo asado...
Pensándolo bien, cometamos todos esos pecados que nos harán arder en el infierno pues tú eres la causante de mi delirio pecador. Dame la mano y vámonos juntas al fin del mundo, allí pagaremos por nuestros pecados carnales pues nos gusta cometerlos. Pecadoras, amén.
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