Dejaré de dar importancia a detalles insignificantes que me hacen sonreír, haciendo de lo que ahora considero extraordinario algo trivial. Mi sonrisa se borrará como lección en una pizarra de un colegio, cuando el último alumno se queda castigado para sacudir borradores y limpiar el encerado de todo conocimiento efímero.
Las risas descontroladas en momentos simpáticos de la vida irán degenerando en simples muecas de conformidad y afinidad por la situación vivida. La mirada se irá tornando gris y mi voz se hará monótona y aburrida. La ilusión se irá perdiendo poco a poco haciéndome ser una persona mediocre y triste en una sociedad plana y sin fundamento, me perderé entre la muchedumbre y perder mi brillo interior. Cuando me vuelva triste y gris habrá muerto la persona que soy.
Las risas descontroladas en momentos simpáticos de la vida irán degenerando en simples muecas de conformidad y afinidad por la situación vivida. La mirada se irá tornando gris y mi voz se hará monótona y aburrida. La ilusión se irá perdiendo poco a poco haciéndome ser una persona mediocre y triste en una sociedad plana y sin fundamento, me perderé entre la muchedumbre y perder mi brillo interior. Cuando me vuelva triste y gris habrá muerto la persona que soy.
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