El blog de la zoocióloga que quería ser escritora

ETERNAMENTE EN OBRAS - Este blogue naceu da necesidade de sacar fora o meu mundo interior, como ferramente que me axudou a aprender a expresar e transmitir sentimentos en sensacións. Escribir foi o que fixo de min unha persoa que conseguiu evolucionar ata o punto no que me atopo hoxe.

Neste blogue atoparás textos en galego e en castelán porque dependendo do día no que esscriba e dos sentimentos do momento a lingua que se pronuncia pode ser calquera das dúas.

12 enero, 2011

Divagaciones de una convaleciente

Hay un virus suelto por ahí. Que ¿qué produce? En mi asombro, mucho asombro. En la demás gente, así en general, apatía y mediocridad gris. Se les pone a todo el mundo una sombra bajo los ojos (y no hablo de ojeras ni bolsas, porque yo de eso he tenido siempre) sino de algo que le afecta en el modo de mirar y de pensar. De pronto todo es negro y en el mejor de los casos gris, no alcanzo a ver en esa escala de colores.
Mucha gente se queda parada, deja de hacer cosas y lo único que sabe hacer es lamentarse de sus (voy a utilizar la palabra aunque no me guste) "desgracias" y regocijarse en la autocompasión. Yo mientras no dejo de asombrarme desde la distancia. Este virus es como las termitas con la madera, se te mete en la cabeza y no te deja pensar con claridad. Y no hablo por hablar, yo lo he padecido no hace mucho tiempo y sé lo que digo.
Resulta que las (voy a hacer de nuevo referencia a esa palabra que no me gusta) "desgracias" nunca vienen solas y tampoco son catastróficas, sino simples turbulencias en el viaje de la vida. A veces nos pillan de imprevisto pero otras se ven venir a leguas y he de decir también que una vez dentro de la zona de alteraciones es complicado salir, pero hay que ver más allá de la nube negra. Detrás de las nubes, por muy encapotado que esté el cielo, hay siempre un sol radiante espectador de todas nuestras aventuras y desventuras, repito SIEMPRE está ahí. Por mucho que llueva, nieve o truene el sol brilla en el cielo y si nos empecinamos en que todo es malo, gris, nublado, triste... acabaremos por olvidarnos de una sencilla premisa: el sol siempre está en el cielo.
El virus este de que os hablo reconcome por dentro y afecta a la memoria, haciéndonos esclavos de los pensamientos negativos. ¿Qué hacer si nos vemos afectados por dicho virus? Hay dos posibilidades: nada (que es lo más fácil y no lleva a un lugar donde merece la pena) o algo (que depende la persona será una u otra cosa). Si alguien, por ejemplo, se queja de que estamos en crisis, que la vida no le sonríe, que está en el paro, que se aburre de no hacer nada, que no sabe qué hacer, que necesita un trabajo pero no lo consigue... (por desgracia es algo muy habitual) y lo único que hace es lamentarse, autocompadecerse, llorar y patalear como los niños pequeños... yo me pregunto si esa persona se ha preguntado en algún momento si está haciendo lo suficiente para conseguir que su situación cambie. Los casos que conozco son así y yo, humilde servidora y ajena a toda vida que no sea la mía propia, opino que es mucho más fácil lamentarse que ponerse en acción y que toda esa gente que disfruta (inconscientemente) de su "penuria" no coge el toro por los cuernos y se enfrenta al problema. Una persona que se encuentra en el ejemplo que he puesto debería perder el culo buscando un trabajo, si es lo que realmente quiere hacer, pateando todo aquel lugar donde considere que pueda haber una oportunidad laboral pero eso no lo puede hacer nadie por nadie, debe ser cada persona quien decida sobre su propio futuro y si quiere cambiar la dinámica negativa que provoca este virus debe por empezar a hacer "click" en su interior y cambiar algo.
Yo lo he hecho y he superado ese virus, que como la gripe cambia cada año y a cada persona afecta de manera diferente. Ahora estoy recuperándome de la gripe de verdad, esa que da fiebre, dolores de cabeza, tos, mocos, dolor de oídos... prefiero vencer a una gripe que tener que volver a vencer al virus ese de la pereza mediocre del pensamiento negativo. Es difícil, pero no imposible, así que mientras haya vida hay esperanza.

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